El Instituto de Desarrollo de la Economía Asociativa (IDEAC) celebra el Día Mundial de la Alimentación propugnando por cambios verdaderos en las relaciones de producción que desfavorecen a los/as productores/as pequeños/as y campesinos/as, para un desarrollo rural más justo y un acceso a alimentos más sanos y oportunos para todos/as.
Este año, la ONU proclamó el 2014 «Año internacional de la agricultura familiar» y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) le atribuye el lema «Alimentar al mundo, cuidar el planeta». Sin embargo, es sabido que el problema del hambre en el mundo no es de producción, sino de distribución de los suelos, las aguas y la tecnología.
Si bien apoyamos la agricultura familiar, tememos que la propuesta de la FAO y la ONU sea ilusoria en el marco del sistema de mercado vigente, donde la destrucción de la agricultura familiar sigue siendo más fuerte que su reproducción. Esto lleva a devastadores efectos en la agricultura campesina que se perciben en la concentración de las tierras y el agua, concentración de la producción en agronegocios, despoblamiento del campo y aumento de la superpoblación y sus problemas derivados como violencia, hacinamiento y pobreza en las metrópolis.
El auge reciente de las luchas por la soberanía alimentaria, la defensa de la agricultura familiar y el desarrollo sostenible reflejan quizás el grito de cambios que demandan los y las campesinas frente a la devastación capitalista. Esta se evidencia en una prevalencia de desnutrición crónica y en impactos ambientales desastrosos para la tierra como la erosión de suelos, su contaminación con agrotóxicos, la pérdida de la biodiversidad, entre otros. Esto se vincula con las demandas de algunos sectores de la población por la preservación de Bahía de las Águilas, Los Haitises, Loma Miranda; y en contra de proyectos de ley que privatiza a las semillas, patrimonio de nuestros pueblos y la Ley de Aguas.