Cooperativismo
El cooperativismo se convierte en una importante alternativa como movimiento social y económico por su forma de organización y sus principios. Pone como valor fundamental a las personas y la mejora de su calidad de vida. Tiene como cimiento el trabajo solidario, la ayuda mutua dentro y fuera de la cooperativa y la propiedad común entre los socios cooperativistas de los medios de producción. Esto con el objetivo de lograr un desarrollo económico en plano de igualdad entre los que forman parte del proceso productivo, y una distribución equitativa de la riqueza.
El cooperativismo se erige como una expresión económica de democracia al perseguir que entre sus miembros las decisiones se tomen con un voto por persona, sin depender del capital que la persona posea. El excedente se reparte entre los trabajadores en función de lo generado por la fuerza de trabajo, además de destinarse a mejoras sociales.
Partimos de un enfoque del cooperativismo basado en los valores comunitarios donde el bien común está por encima del bien individual y donde la solidaridad y la complementariedad se priorizan antes que la competencia. Lo que lleva a pensar en la importancia de las bases sobre las cuales descansa el esquema filosófico que da lugar al emprendimiento cooperativo.
El cooperativismo devuelve a la economía su función social al buscar niveles de bienestar compartidos; fortalece el tejido social y los vínculos de solidaridad entre los seres humanos.
Comercio Justo y Solidario
“El Comercio Justo es una asociación de comercio basada en el diálogo, la transparencia y el respeto, que busca una mayor equidad en el comercio internacional. Contribuye a un desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y asegurando los derechos de productores y trabajadores marginados, especialmente en el Sur.
Las organizaciones de Comercio Justo, apoyadas por los consumidores, están implicadas activamente en apoyar a los productores, sensibilizar y desarrollar campañas para conseguir cambios en las reglas y prácticas del comercio internacional convencional ”.
El Comercio Justo y Solidario, también llamado comercio alternativo, es un movimiento internacional formado por organizaciones del Sur y del Norte con el doble objetivo de mejorar el acceso al mercado de los productores más desfavorecidos y cambiar las injustas reglas del comercio internacional.
La novedad del Comercio Justo es que las organizaciones del Norte no se limitan a transferir recursos para crear infraestructuras, capacitar o pre/financiar a los grupos productores, sino que participan activamente en la comercialización mediante la importación, distribución o venta directa al público. Además realizan una importante labor de denuncia y concientización.
Es la única red comercial en la que los intermediarios (importadoras, distribuidoras o tiendas) están dispuestos a reducir sus márgenes para que le quede un mayor beneficio al productor.
En los países del Sur, las comunidades más pobres se organizan para conseguir una vida digna. Forman cooperativas de campesinos, grupos de mujeres, artesanos, asociaciones de carácter social (que trabajan con niños y niñas de la calle, con marginados, etc.). Son los productores, el primer eslabón del Comercio Justo.
En los países del Norte, las organizaciones de Comercio Justo trabajan con estos grupos, con el fin de abrir mercado a sus productos. Así, las importadoras y las tiendas de Comercio Justo hacen posible que sus artículos lleguen a nuestras manos.
Los consumidores son el eslabón final que hace posible el Comercio Justo. Al utilizar con responsabilidad nuestro poder y valorar no sólo el precio de los productos, sino también las condiciones sociales y ecológicas en que se han fabricado, podemos decir no a la explotación y contribuir a establecer relaciones comerciales más equitativas.
Apoyamos las campañas de las organizaciones de Comercio Justo destinadas a promover los cambios necesarios (políticos y económicos) para acabar con las condiciones de explotación.
«Fairtrade» es la certificación de los productos de Comercio Justo y ha nacido gracias al compromiso de organizaciones de Comercio Justo de todo el mundo. Permite a los productores y trabajadores de países del Sur vivir dignamente de su trabajo y tomar las riendas de su futuro en sus propias manos. El sello Fairtrade da a los consumidores la posibilidad de promover a través de sus decisiones de compra un cambio positivo y unas relaciones de comercio más justas con los países del Sur.
Brinda a las empresas que quieren un comercio más equitativo y sostenible las herramientas y estructuras para que puedan ofrecer productos de Comercio Justo con su propia marca. Este sistema lo conforman 25 organizaciones en todo el mundo.
Soberanía Alimentaria
“La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles y producidos de forma sostenible y ecológica. Es el derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo. Esto pone a aquellos que producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados y de las empresas.
Defiende los intereses de, e incluye a, las futuras generaciones. Nos ofrece una estrategia para resistir y desmantelar el comercio libre y corporativo y el régimen alimentario actual, y para encauzar los sistemas alimentarios, agrícolas, pastoriles y de pesca para que pasen a estar gestionados por los productores y productoras locales.
La soberanía alimentaria da prioridad a las economías locales y a los mercados locales y nacionales, y otorga el poder a los campesinos y a la agricultura familiar, la pesca artesanal y el pastoreo tradicional. Coloca la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sostenibilidad medioambiental, social y económica.
La soberanía alimentaria promueve el comercio transparente, que garantiza ingresos dignos para todos los pueblos, y los derechos de los consumidores para controlar su propia alimentación y nutrición. Garantiza que los derechos de acceso y a la gestión de nuestra tierra, de nuestros territorios, nuestras aguas, nuestras semillas, nuestro ganado y la biodiversidad, estén en manos de aquellos que producimos los alimentos.
La soberanía alimentaría supone nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre los hombres y mujeres, pueblos, grupos raciales, clases sociales y generaciones».
Declaración de Nyéléni, Selingué, Mali 2007